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2018(e)ko urriaren 29(a), astelehena

EL COORDINADOR PARENTAL EN BILBAO

Coaching de padres y madres en los juzgados de Bilbao?

Tras el éxito en las experiencias desarrolladas en Cataluña y en Valencia, el juez Decano de Bilbao avanza en la SER que propondrá al Gobierno Vasco la creación de un "cuerpo de coordinadores de parentalidad" en los juzgados de familia

 

Es más habitual de lo que creemos que en determinados supuestos de familia, la ejecución de lo acordado por un juez se complique. Y es que, como nos reconoce en la SER el juez Decano de Bilbao, Aner Uriarte, "se adopta una decisión en un momento dado pero la situación de los menores y de los propios padres y madres cambia", de forma que "en la ejecución continuada en el tiempo es muy normal que aparezcan desavenencias". Aquí es donde el llamado coach o coordinador de parentalidad sería adecuado. Hablamos, nos dice, de un "mediador para problemas complicados en la ejecución de resoluciones judiciales de familia".
Esta figura, cuyo origen se encuentra en Estados Unidos y Canadá, se ha aplicado de forma piloto en Cataluña y recientemente en Valencia. Según trasladaron en el último encuentro de jueces y juezas decanos, se ha evidenciado una reducción drástica de la litigiosidad y "una mejora sustancial en las relaciones paternofiliales". Según se trasladó en ese encuentro celebrado en Melilla, los menores de edad "tienen derecho a contar con un nuevo instrumento que contribuya a su bienestar emocional".
Aner Uriarte admite que le gustaría que se trasladara a los juzgados vascos porque "puede mejorar y mucho la respuesta y el servicio que se presta". De ahí su intención de comunicar al Gobierno Vasco la importancia de formar un equipo o cuerpo de coordinadores de parentalidad, dentro del servicio de mediación, que ya se presta. Considera que sería muy positivo porque "desavenencias sobre derechos de visitas, vacaciones, excursiones de los menores que precisan del consentimiento de los padres y uno de ellos tiene visita" son más habituales de lo que creemos, de forma que "un coordinador de parentalidad mejoraría, sin duda, el servicio que se presta en los juzgados". A su juicio, una figura de estas características "se reuniría con los padres, les aconsejaría, podría mediar entre ellos, informar al juzgado, ponerles de acuerdo o ayudar al juez o jueza a resolver el conflicto de la mejor forma posible". Algo, que sin duda, deberá valorar el Gobierno Vasco como una clara mejora de los servicios en los juzgados de Familia

CENTRO EN MADRID DE COORDINACION INTEGRAL DE LOS CONFLICTOS FAMILIARES

El Ayuntamiento de Madrid ha inaugurado hoy un nuevo centro de intervención parental, para mediar en los conflictos familiares "en el interés superior del menor", y que formará parte de un proyecto piloto para implantar la figura del "coordinador de parentalidad".

La delegada del Área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, Marta Higueras, ha presentado esta mañana el nuevo Centro de Intervención Parental (CIP), que ha avanzado que servirá para descongestionar las listas de espera de los puntos de encuentro familiar.

"Los menores no tiene por qué sufrir las carencias de la administración", ha subrayado Higueras, que ha remarcado que este nuevo recurso es "pionero" para ayudar en los procesos "de ruptura conflictiva".

El objetivo de este centro es favorecer a la mejora de la relación parental de las familias que sufren una crisis de pareja, o se encuentran inmersas en procesos judiciales o administrativos.
El Ayuntamiento destaca en una nota que el nuevo recurso ha logrado desde su puesta en marcha acabar con las listas de espera en los puntos de encuentro familiar que en el pasado mes de agosto era de 70 familias.

Durante la presentación, Higueras ha celebrado que Madrid cuente con un centro de estas características que va a permitir, entre otras cosas, abordar de manera más integral la situación de los menores que sufren un alto nivel de conflicto por la ruptura de la convivencia de sus padres y atenuar el impacto negativo de estas crisis familiares en sus vidas.

Este órgano ofrece a las familias de los 21 distritos madrileños los servicios de coordinación parental, punto de encuentro familiar, orientación psicosocial especializada en situaciones de ruptura e intervención grupal para la prevención en familias en estas situaciones.

Este recurso cuenta con un equipo interdisciplinar de 10 psicológos, trabajadoras sociales, coordinadores parentales, abogados y mediadores, y va a formar parte de un proyecto piloto para implantar la figura del coordinador de parentalidad.

Este proyecto ha sido promovido por la Dirección General de Relaciones con la Administración de Justicia del Ministerio de Justicia y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Además, la dirección de familia e infancia, adscrita al área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, trabaja con un grupo de expertos coordinado y promovido por el CGPJ, en el que están integrados el Colegio de Abogados de Madrid, las Fiscalías de familia y la de violencia de género, así como magistrados de varios juzgados equipos psicosociales y la Audiencia Provincial.

Las familias acceden a este servicio por derivación de los órganos judiciales y administrativos al Ayuntamiento de Madrid.

La gestión corre a cargo de la Asociación para la protección del menor en los procesos de separación de sus progenitores (Aprome) por un periodo de tres años y un presupuesto de 1,4 millones de euros.
 

2018(e)ko urriaren 15(a), astelehena

LA CUSTODIA COMPARTIDA SE QUINTUPLICA EN 8 AÑOS EN EUSKADI

La CAV es una de las cuatro comunidades que cuenta con una ley que favorece este régimen
Marta Martínez - Domingo, 14 de Octubre de 2018 - Actualizado a las 06:00h







BILBAO.Más de uno de cada tres divorcios en Euskadi acaba hoy en día en custodia compartida, en concreto el 37%, un porcentaje muy superior al que se registraba hace ocho años, cuando apenas eran el 6,8%. El aumento ha sido gradual desde entonces, aunque 2013 marcó un punto de inflexión. “A partir de ese año, el Tribunal Supremo comenzó a variar el criterio jurisprudencial”, explica Nuria Cerván, presidenta de Federación de Euskadi para el apoyo integral en las crisis familiares-Kidetza. “Esto fue gracias, en primer lugar, a un cambio social que no sostenía la desigualdad entre padres y madres. Ello supuso una modificación en la doctrina jurisprudencial que recogió la realidad social, y sobre todo protegió a los menores y defendió su derecho a relacionarse con sus dos progenitores”, sostiene.
Pero ya antes, Kidetza presentó la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) sobre custodia compartida, que culminó en ley en octubre de 2015. Ese año, el porcentaje de custodias compartidas ascendió casi diez puntos. Cerván destaca que esta ley “aporta seguridad jurídica, fomenta la mediación, disminuye la conflictividad y, por encima de todo, protege a los menores”. Además de la CAV, solo Nafarroa, Aragón y Catalunya cuentan con una ley de custodia compartida.
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Oskar Suazo consiguió la custodia compartida en septiembre de 2016, “casi dos años y medio después” de su separación. “Es raro que los hombres veamos la custodia compartida como una victoria cuando es lo que te corresponde desde que nace tu hijo”, sostiene. La hija de Oskar nació en agosto de 2010 y la pareja se separó en marzo de 2014. Desde el principio tuvo claro que quería la custodia compartida y peleó por ello, porque el conflicto que mantenía con su pareja no permitía ningún acuerdo al respecto. “Estuve con siete abogados y todos me decían que tenía muy pocas posibilidades, que las cifras eran las que eran. Todos me hablaban de acuerdos económicos, pero yo lo tenía claro, no quería acuerdos económicos, quería la compartida”, explica. Hasta que conoció Abipase, la Asociación Vizcaina para el Apoyo Integral en las Crisis Familiares, y a Nuria Cerván, su actual abogada.

Provisionales

Oskar llegó a estar cinco meses sin poder ver a su hija y, a finales de año, un juzgado estableció las medidas provisionales: pernoctas los martes y fines de semana alternos, un tiempo que Oskar disfrutaba al máximo, pero que le resultaba insuficiente. De hecho, este sestaoarra lamenta que “te pierdes dos años de la vida de tu hija, dos años que son fundamentales, ella tenía entonces cuatro años”. Oskar, ajustador de troquelería, trabaja a turnos, por lo que, inmediatamente después de la separación, solicitó una reducción de jornada. Era la única forma de poder cumplir con las visitas y, sobre todo, con una futura custodia compartida.
“En las provisionales me dieron una pernocta intersemanal, que entonces no era lo normal. En estos juicios al final se trata de demostrar que eres normal. Presenté informes de los profesores, que acreditaban que siempre llevaba y recogía a mi hija del colegio cuando el turno me lo permitía, del pediatra privado, de la pediatra de la seguridad social y hasta de un cursillo de iniciación de natación. Para que te den la custodia compartida, como padre, necesitas pasar una prueba psicosocial, entonces no me la hicieron”, expone.
En febrero de 2016, padre e hija fueron examinados por un equipo psicosocial. “La psicóloga habló con la niña unos minutos y luego interactuó conmigo. Jugamos un rato y ya está, pero es raro, porque es una habitación aséptica, estás vigilado por un espejo, como que no es natural”, explica. La prueba fue favorable y, siete meses después, obtuvo la custodia compartida. “A mí me la han dado la primera, y aún así me ha costado dos años”, lamenta Oskar, quien pide que se aceleren los procesos, porque “es muy duro para los progenitores y, sobre todo, para el menor”. “Cuando no hay acuerdo entre las partes, la compartida se convierte en una lucha titánica por conseguir lo que deberías tener por derecho, siempre y cuando se den las condiciones”, apunta. “Si eras un buen padre cuando estabas casado y durante ese tiempo has cuidado a tu hija, cuando te separas sigues siendo el mismo padre”, reflexiona.
“Triunfo de todos”
Ahora, la niña vive una semana con cada progenitor y tiene visitas intersemanales los martes y jueves. Oskar está feliz, por lo que lamenta que muchas mujeres sigan viendo la compartida como una derrota, cuando, según él, el triunfo es para todos. “La custodia para la madre aboca a la mujer a ocuparse en exclusiva de los hijos, con lo que dificulta rehacer su vida y tampoco acceder a trabajo de mayor responsabilidad, porque eso implica tener que trabajar más horas”. “La custodia para la madre aboca a la mujer a estar siempre pendiente de su hijo y al hombre a ser una tarjeta de crédito y visitante”, considera. “Durante dos años yo he sido un papá tarjeta y un papá visita”, concluye.Para Nuria Cerván, “las posibilidades laborales de las mujeres han de serlo en régimen de absoluta igualdad. Pues esa igualdad hay que aplicarla a todo, corresponsabilidad en la crianza incluida”.